Hace ocho años Brasil consiguió su primera medalla de oro olímpico en fútbol, en un torneo que terminó de consagrar internacionalmente a Neymar. El astro fue la gran figura de ese equipo que llegó a lo más alto en Río de Janeiro 2016 y que iba a repetir la celebración en Tokio 2020.
El 20 de agosto de 2016, el estadio Maracaná fue el escenario de la final entre la Seleção y Alemania. Todavía estaba muy fresco el 7-1 conseguido por el seleccionado europeo en la semifinal del Mundial 2014.
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En el camino, el equipo dirigido por Rogerio Micale había eliminado a Colombia en cuartos y a Honduras en la semis. Los alemanes, por su parte, habían dejado en el camino con contundencia a Portugal y a Nigeria, dos pesos pesados del torneo.
El primero en golpear en la final fue Brasil a través de Neymar, por entonces en el FC Barcelona, con un tanto poco antes de la media hora de juego. En la segunda parte, Alemania logró el empate mediante Max Meyer y, tras el tiempo extra, la definición quedó atada a los penaltis.
Ambos seleccionados convirtieron sus respectivos primeros cuatro lanzamientos. En ese momento, el portero Weverton le tapó el tiro a Nils Petersen y todo quedó en los pies del mejor futbolista brasileño. Con la 10 en la espalda, el capitán ejecutó un remate arriba e infló la red para el delirio de un Maracaná explotado de público.
El astro fue el gran héroe de la noche y de la medalla de oro, en un torneo en el que metió cuatro goles para ser el máximo artillero de un Brasil que contaba con otros grandes nombres como Gabriel Jesus, Gabriel Barbosa y Luan. Una victoria con sabor a revancha para Ney tras haber logrado la plata cuatro años antes en Londres 2012.