Simpatizantes, equipos y descensos, la pasión del fútbol también vive en el Carnaval de Río

El baile, color y música volvió a apoderar al Sambódromo en la máxima fiesta que también tiene su eco en las calles de la ciudad.
por
Camil Straschnoy
2024-02-12 16:19:25

La máxima fiesta de Río de Janeiro comenzó con la primera de las dos noches de los desfiles de las mejores “escolas” en el Sambódromo.  En la pasarela de 700 metros, unas 70.000 personas siguieron en vivo y millones por televisión el paso de las carrozas alegóricas, canciones, color y homenajes que caracterizan a este festejo.

En la primera noche desfilaron seis de las 12 escuelas del llamado “Grupo Especial”, que en términos futbolísticos equivale a la primera división. Es que los paralelismos con el fútbol son muchos: como los clubes, cada una tiene sus simpatizantes que la siguen y animan con pasión su paso.

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También como en el fútbol hay varias divisiones y un sistema de ascensos y descensos. Solamente en Río (otras ciudades también se paralizan con el carnaval) hay unas 120 escuelas que compiten para llegar a la máxima categoría.

La pretemporada para cada una de ellas es larga: todo el año es de arduo trabajo, con miles de horas dedicadas a la fabricación de los vestuarios y los carruajes, además de muchos días de ensayo de baile y música para demostrar lo mejor a la hora de salir al Sambódromo.

Los partidos no duran 90 minutos, sino un máximo de 70 minutos. Ese es el tiempo que por las normas de competición tiene cada escuela para fascinar al jurado, que evalúa cuestiones como los trajes, los carruajes y el desarrollo del desfile, entre otros.

Algunos de los primeros desfiles cariocas

Las escuelas evocan con sus desfiles temas de actualidad o del pasado del país. El último campeón, Imperatriz Leopoldinense, cerró la primera noche del “Grupo Especial” con un homenaje al poeta brasileño Leandro Gomes de Barros, la cultura gitana y sus misterios. La apertura estuvo a cargo de Porto da Pedra, que dedicó su desfile al Lunario Perpetuo, un libro de hace casi 200 años muy arraigado en la cultura popular del nordeste.

Salgueiro, por su parte, evocó con su desfile al pueblo yanomami, que vive una crisis por la deforestación de sus tierras en el Amazonas. Grande Rio, en tanto, representó la “creación del mundo” según el mito tupinambá, otro pueblo originario brasileño.

Fuera del Sambódromo, las calles bailaron al ritmo de los “blocos”, grupos que con música en vivo y bailes convocan hasta altas horas de la madrugada a una fiesta popular. Estas procesiones se dan en los barrios cariocas más ricos, en lo que es una gran atracción turística, y también en los más humildes.