El martes, la CONMEBOL, el corazón del fútbol sudamericano, hizo un alegre anuncio. Están inyectando más vida a sus principales torneos: la CONMEBOL Libertadores, la CONMEBOL Sudamericana y la CONMEBOL Recopa.
Han decidido repartir la friolera de 312 millones de dólares entre los clubes en 2024, una medida que sin duda encenderá el escenario.
Desde que Alejandro Domínguez tomó las riendas en 2015, la bolsa de premios ha crecido un asombroso 438%. Es un testimonio de su compromiso, que muestra un salto de 18 millones de dólares desde los 294 millones del año pasado. El crecimiento es asombroso y resuena en los pasillos del fútbol sudamericano.
“En la CONMEBOL”, dijo el presidente, con la voz llena de orgullo, “estamos profundamente comprometidos con el fútbol sudamericano. Nuestro objetivo es crear eventos que no sólo entretengan, sino que unan a todos los aficionados a este hermoso deporte”. Su declaración resonó, una promesa de esplendor y unidad.
Y prosiguió: “La transparencia ha sido nuestra piedra angular, la luz que nos guía. Creemos que es la única manera de nutrir y elevar a nuestros clubes y torneos a la aclamación mundial”. Es una visión clara y ambiciosa.
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Otros planes en la CONMEBOL
Pero no se han quedado ahí. La CONMEBOL ha trazado una hoja de ruta hacia la grandeza: honrar a los campeones del mundo, impulsar las ligas locales, garantizar la equidad en las competiciones y elevar el fútbol femenino. Incluso están apoyando a las asociaciones miembro durante las fechas FIFA de 2024.
“No descansaremos”, declaró Domínguez, y sus palabras resonaron con determinación. “El fútbol sudamericano seguirá floreciendo, apegado a los más altos estándares. Nuestros ocho años de trabajo diligente han sentado unas bases sólidas, y nuestras políticas son el proyecto para el éxito futuro.” Es una visión audaz, una promesa de más fútbol emocionante en suelo sudamericano.
