Se cumplen 10 años de una de las mayores goleadas en una Copa del Mundo y de la derrota más humillante en la historia de la selección brasileña. Un 8 de julio, pero de 2014, Alemania derrotó al anfitrión Brasil 7-1 en la semifinal del Mundial, un resultado que todavía hace ruido en el mundo del fútbol.
Joachim Löw, entrenador de aquella selección alemana que luego completó el trabajo al derrotar a Argentina en la final, dialogó con Globo Esporte una década después de la histórica semifinal y explicó cómo se vivió el ambiente en el Mineirao.
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“Había una atmósfera loca en el estadio y los aficionados estaban muy emocionados y ruidosos durante el himno. En los primeros minutos, Brasil entró un poco mejor en el juego. Podrías decir que los brasileños tenían energía y dinamismo, y tuvimos que orientarnos durante diez minutos. Pero el primer gol (de Thomas Müller, a los 11 minutos) obviamente nos ayudó a ganar algo de seguridad y a tomar conciencia de nuestro juego. Después del segundo gol, Brasil quedó relativamente conmocionado, el ambiente en el estadio cambió de alguna manera y los jugadores también se volvieron un tanto inseguros. Y ahí, naturalmente, salieron los otros tres goles”, explicó Löw.
En una ráfaga, Alemania se encontraba 5-0 arriba en el marcador en menos de 30 minutos de juego. Brasil vivía una pesadilla, con una afición que quedó atónita frente a la paliza recibida en el campo, que provocó millones de lágrimas y rostros de incredulidad frente al resultado.
“Claro que siempre hay una presión especial cuando se juega una semifinal en casa, todos esperan que, de alguna manera, llegues a la final, y tenemos que lidiar con eso de alguna forma. Siempre ayuda tomar la delantera en el marcador, y claro que eso habría ayudado a Brasil. Pero también tiene el efecto opuesto. Hubo cierta incertidumbre, y los jugadores quedaron paralizados. Notabas que, de alguna manera, de repente estaban perturbados y ya no tenían más energía. Y entonces naturalmente quedaron completamente confundidos tácticamente, porque ya no podían procesar las cosas en sus cabezas”, agregó el alemán.
Si bien tenía todo a su favor para lograr el pase a la final gracias a un excelente primer tiempo, Alemania tenía el desafío de mantener la concentración y no subestimar al contrario a pesar de semejante diferencia.
Löw, sin embargo, dejó en claro que su equipo siempre tuvo los pies sobre la tierra: “No fue necesario. Al contrario. Miré a los jugadores y vi sus reacciones. Fue muy tranquilo, nadie fue arrogante de ninguna manera, simplemente dije algunas palabras de advertencia para mí mismo: es una Copa del Mundo, es una Copa del Mundo. De hecho, recordé a los jugadores que un año antes estábamos venciendo a Suecia por 4 a 0 y estábamos muy bien (en un partido de Clasificación para la Copa). Pero, al final, sufrimos cuatro goles en 30 minutos. Muchas cosas son posibles en el fútbol, y claro que esa experiencia me ayudó a recordar eso”.