Brasil llegó golpeada al partido contra los Países Bajos por el tercer puesto en el Mundial 2014. El anfitrión había sido humillado cuatro días antes en el 7-1 ante Alemania en las semifinales, en un encuentro histórico por el resultado y la contundencia ofensiva del seleccionado que esa edición ganó el torneo.
En ese contexto de bajón anímico, el 12 de julio la Seleção volvió a ser derrotada con contundencia en su casa. Jo, Ramires y Willian ingresaron esa tarde en el combinado dirigido por Luiz Felipe Scolari, con Neymar todavía ausente por la lesión en cuartos de final ante Colombia.
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También regresó Thiago Silva, que contra Alemania no estuvo (su lugar lo ocupó Dante) por tener que cumplir un partido de suspensión. Pese a esto, el duelo en el Estadio Nacional de Brasilia terminó con un 3-0 abajo.
El enfrentamiento ya se hizo cuesta arriba a los tres minutos de juego cuando Robin van Persie cambió por gol un penal. Al cuarto de hora, David Luiz le regaló la pelota a Daley Blind con un muy mal despeje y el neerlandés, actualmente en el Girona, no perdonó e infló la red para ampliar la ventaja.
Sobre la hora, Georginio Wijnaldum estampó el 3-0 final con un remate al primer palo del arco custodiado por Júlio César. Brasil se despidió de su gente y de su Mundial de la peor forma: fuera del podio y habiendo recibido 10 goles en contra en los últimos dos encuentros.
